Moravia, el barrio en Medellín que resurge a través del turismo
Entre las calles ruidosas y coloridas del barrio Moravia, en el nororiente de Medellín, caminan siete personajes que resaltan entre la multitud. Vienen de Holanda y llegaron a la comuna 4 por casualidad, porque alguien les dijo que fueran a ver un basurero convertido en ejemplo de resistencia en Medellín.
“Se pueden imaginar cómo era la ciudad en ese entonces”, suena en un inglés esforzado y los foráneos miran a Pablo Arismendi, mientras les habla de otra Moravia que existió en los ochenta. Un lugar que primero fue un cerro de basuras y también donde poco a poco empezaron a nacer casas gracias a familias desplazadas.
Moravia se ha convertido en ejemplo. La violencia, el mal olor de antes y también un incendio que el año pasado dejó a más de 100 familias damnificadas son solo traspiés que los moravitas han conseguido superar.
Dos niños se acercan a ver a los extranjeros de cerca, como si ellos también fueran turistas. Detrás del grupo caminan otras personas que se camuflan en el paisaje. Ropa a todo color, risas fuertes, olor a mango maduro.
Hernán Gallo suelta una frase en inglés. Tiene 65 años y le hace honor al “nunca es tarde”. Metiéndose una empanada a la boca, muestra fotos de los canastos artesanales que hace y dice que tiene un apartamento desocupado en Chocó Chiquito, un punto reconocido del sector, que quiere alquilarlo a turistas.
Él es uno de los 17 líderes comunitarios de Moravia que se capacitaron en el Colegio Mayor de Antioquia y que sueñan con el turismo comunitario.
Hasta ahora, los moravitas se dedican a labores informales alrededor de las visitas al barrio. De ahí surgió la iniciativa de Colmayor y Unisabaneta de capacitarlos en turismo y de guiar sus ideas de emprendimiento. Este proceso se inició a mediados del 2017 y culminó con la certificación de sus participantes este año para ejercer como guías turísticos y emprendedores.
Luz Helena Naranjo, experta en turismo de Colmayor, hizo el contacto con los líderes para asesorarlos en un curso de treinta horas. Gracias a su trabajo y a la disposición de ellos, el proyecto fue recibido dentro del programa de turismo comunitario de la subsecretaría de Turismo de la alcaldía de Medellín. El proyecto se divide en tres frentes: hospedajes, recorridos y productos. Cada líder tiene una idea y aunque algunas son parecidas, el turismo en red las articula, en lo que no es una competencia, sino una potencialización.
El recorrido sigue y el grupo se sienta sobre unas escaleras. Pablo les reparte obleas con arequipe, mientras les cuenta otra anécdota del barrio. El primer ‘tour’ como ese se hizo hace unos diez años, cuando Moravia empezó a sonar a transformación y resiliencia. “No estamos partiendo de cero, estamos caminando”, dice Cielo Holguín con una camiseta que hace juego con su nombre. Ella quiere que los que visitan Medellín salgan de los barrios de siempre.
La idea es hacer de Moravia un destino turístico completo, que los recursos se queden entre los habitantes y la comuna tenga mejores oportunidades. “Siempre se cree que los líderes comunitarios tienen que hacer todo gratis”, dice una cara amigable. Orley Mazo es el guía turístico por excelencia de la comuna 4 y sus palabras denotan pasión por el territorio. Junto a otros líderes, quiere hacer la Tienda Solidaria, un espacio para ofrecer los canastos de Hernán, las pulseras de Gloria, las artesanías de Luz Estela. Y también paquetes turísticos, que desde ya está pensando María del Carmen Ramírez, líder hace 38 años.
Ella se emociona al nombrar los sitios que les mostrará a los turistas: El centro cultural, los hogares comunitarios, el morro, la iglesia, la Tienda Solidaria… Hasta quiere llevarlos a recorrer el cementerio San Pedro.
“¡Bienvenidas a mi barrio. Estoy soltero y vivo solo!”, grita un señor en camisilla desde un balcón, al ver pasar dos holandesas. Los turistas en Moravia no pasan desapercibidos. Reciben frutas, abrazos, sonrisas y uno que otro piropo. La hospitalidad de la ciudad explica que 736.000 visitantes hayan estado en Medellín durante 2017, según la secretaría de Desarrollo Económico.
Manejar una segunda lengua es importante, de eso está segura Cielo, quien ya es capaz de entablar una conversación. Hernán se defiende con frases que aprendió en una empresa donde trabajó, pero dice estar listo para aprender más y comunicarse con “los gringos”. De todas formas, muchos de los turistas llegan a Medellín para aprender español. Ahí ve Gloria Ospina una oportunidad, porque muchos extranjeros quieren vivir la experiencia completa y optan por quedarse en casas anfitrionas con familias de Moravia. Por el barrio ya han pasado este tipo de personas. Gloria, además de hacer joyas con piedras de colores, está motivada con las ideas que han surgido entre sus compañeros.
Los 17 líderes se conocen desde hace años y hoy trabajan por un objetivo común: posicionar a Moravia como un atractivo turístico. Para hacerlo, ya cumplieron el primer paso: estudiaron, identificaron sus debilidades y crearon las ideas. Falta encontrar más apoyo.
Mientras tanto, en las calles del barrio, los turistas siguen mirándolo todo, tomando fotos, compartiendo con la gente que los mira con cierto agradecimiento, haciendo todo lo posible para que quieran volver.
“A pesar de que hemos sufrido, seguimos soñando. Queremos contarles lo que hemos vivido, pero contarlo nosotros”, dice Cielo como quien intenta declarar que Moravia es capaz de contar su propia historia.
VALENTINA VOGT
Para EL TIEMPO
Medellín
En Twitter: @ValentinaVogt
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