Medellín, de la capital mundial de los homicidios a un paraíso para los jubilados
Jim Wyss jwyss@miamiherald.com MEDELLÍN, COLOMBIA
Mientras se tomaba un capuchino en un concurrido café en una calle arbolada de Medellín, Cindy Crawford Thomas dijo que escapar del sur de la Florida para retirarse en lo que una vez fue la ciudad más peligrosa del mundo no le costó ningún trabajo.
“La decisión de abandonar la Florida fue fácil”, dijo la ex maestra de secundaria de Coral Springs. “[El ritmo de vida en Florida] es demasiado frenético. … Uno apenas conoce a los vecinos. Mucha gente pero nada de comunidad”.
En Medellín —otrora la sede del cartel de las drogas más violento del mundo y donde creció el narcotraficante Pablo Escobar— Thomas y su esposo, David, dicen que han encontrado una ciudad acogedora y cosmopolita donde el alquiler de la vivienda es barato, el tiempo es agradable y los servicios médicos son de primera clase.
Y de muchas formas, dicen, aquí se sienten más seguros que en la Florida.
“La gente todavía piensa que Medellín es la capital mundial de los asesinatos”, dijo Thomas, “pero no lo es”.
La pareja es parte de una ola cada vez mayor de de jubilados aventureros que han decidido mudarse a Colombia.
En el 2017, la Administración del Seguro Social de Estados Unidos envió 6,704 cheques de retiro a Colombia , un aumento de 85 por ciento en comparación con el 2010 y más que a cualquier otro país latinoamericano, con la excepción de México, según información preliminar.
Aunque esa cifra no cuenta toda la historia —no incluye a los que están retirados pero no han cumplido la edad para recibir beneficios de la Seguridad Social, ni a los que hacen que les depositen sus beneficios en cuentas en Estados Unidos— sí ofrece un vistazo a la creciente popularidad de Colombia entre los retirados estadounidenses.
Una encuesta del 2017 de la revista América Economía identificó que la ciudad tenía siete de los principales 49 hospitales de América Latina. Y un informe de la Organización Mundial de la Salud del 2000 concluyó que Colombia ocupaba el lugar 22 entre 190 países en términos de instalaciones médicas, por encima de Estados Unidos, que quedó en el lugar 37, y Canadá, en el lugar 33.
Los residentes permanentes que viven en Medellín pueden inscribirse en el sistema de salud pública, que puede ser tan barato como $30 al mes. David Thomas dijo que un amigo de la pareja que tiene un seguro médico individual recientemente tuvo que ser llevado a urgencia al hospital con un infarto cardíaco. Se su bolsillo tuvo que pagar $14.
Otra pareja estadounidense que vino de visita desde Panamá pagó $30 por la visita de un médico.
“No tenían muy buena opinión de Medellín hasta que llegó el médico”, dijo David Thomas. “Después de eso, dijeron que considerarían mudarse aquí solamente porque era el mejor servicio médico que habían visto”.
A pesar de todo el bombo y platillo sobre Medellín, no es una solución para todos, dijo Brad Hinkelman, el fundador de Casacol, una compañía inmobiliaria que presta servicios a inversionistas y retirados que buscan una segunda vivienda o invertir en propiedades en la ciudad.
Hinkelman culpa a la prensa por crear expectativas poco realistas sobre Medellín, que presentan alternativamente como una madriguera de drogas mortales o “la París de América Latina”.
“Hay personas que vienen a nuestra oficina que no están preparados para vivir aquí”, dijo. “Piensan que van a vivir de su Seguridad Social a todo lujo, y entonces tenemos que mostrarles la realidad”.
Y en Colombia persisten problemas más amplios. El país sigue siendo el mayor productor de cocaína del mundo, el gobierno sigue combatiendo a guerrillas izquierdistas y los asesinatos políticos todavía son alarmantemente comunes.
Incluso así, International Living, influyente publicación dirigida a los retirados, clasificó a Colombia en el sexto lugar de los mejores lugares para retirarse en el 2018.
“Una de las cosas que nos mantiene fuera del primer lugar de esa lista es que todavía somos un destino emergente”, dijo Kiernan, quien escribe para la publicación. La densidad de expatriados no es tal que los retirados se puedan dar el lujo de hablar solamente inglés —la mayoría necesita habla al menor algo de español— y no hay muchos servicios dirigidos específicamente a ellos.
Los Thomas enseñaban en la escuela secundaria J.P. Taravella, en el Condado Broward, a unas 5 millas de la secundaria Marjory Stoneman Douglas, donde 17 alumnos y maestros fueron masacrados el mes pasado en un tiroteo. Y la madre de David vivió una vez en el asilo de Hollywood donde 12 personas fallecieron en el 2017 después que el huracán Irma provocó una interrupción del servicio eléctrico en el lugar.
Son incidentes como esos los que ayudan a colocar en perspectiva el mundo y pueden hacer que incluso una ciudad con la reputación de Medellín parezca segura.
“No creo que regresemos a la Florida nunca”, dijo Cindy Thomas. Sin embargo, la pareja ha estado intrigada sobre vivir en Perú, o quizás España y Portugal.
“El mundo es abierto”, dijo. “No tiene sentido quedarse en un solo lugar”.
Y Medellín en particular ha recibido excelentes calificaciones en los medios de prensa de los retirados y ha figurado de manera prominente en programas de televisión como House Hunters International.
Durante decenios, la ciudad fue un lugar casi prohibido para los visitantes, estremecida por los carros bomba y los sicarios mientras Pablo Escobar y el Cartel de Medellín la usaban como sede. Durante parte de los años 1990, la ciudad tuvo el mayor índice de asesinatos del mundo, que llegó a su cota máxima en 1995 con 225 homicidios por cada 100,000 habitantes.
Y aunque esa reputación sangrienta persiste, Medellín tiene ahora un índice de homicidios de unos 20 por cada 100,000 habitantes, mucho menor que lugares como St. Louis, Baltimore, Nueva Orleans y Detroit.
Y a medida que ha mejorado la seguridad, los turistas y los retirados han respondido, dijo Juliana Cardona Quirós, subsecretaria de Turismo de la ciudad.
Medellín recibió a más de 735,000 visitantes extranjeros en el 2017, un alza de 5 por ciento en comparación con el año anterior. Y no es solamente gente joven las que llenan los cafés.
“Las personas mayores también ven mucho potencial en Medellín”, dijo Cardona. “Les gusta este tiempo primaveral, el transporte público y la combinación de entornos naturales y urbanos”.
Pero incluso así, populares programas como Narcos de Netflix, al igual que El Patrón del Mal, que se desarrolla en medio del pasado sangriento de la ciudad, afectan la reputación de la ciudad.
Cuando Nancy Kiernan y su esposo comenzaron a pensar en retirarse en América Latina hace varios años, ella recuerda haber conocido un hombre que alababa mucho a Medellín.
“Sonreímos educadamente”, recuerda ella, “y me dije a mí misma que este hombre era un idiota”.
Kiernan, de 59 años y ejecutiva de servicios médicos de Maine, dijo que cuando se mudó a Medellín hace casi seis años apenas conocía a otros expatriados de su edad. Pero ahora que la ciudad aparece en todas las publicaciones sobre temas de retirados, no sólo atrae personas de Estados Unidos sino de otros retirados que ya se habían establecido en lugares como Ecuador y Panamá.
“Hay partes de la ciudad repletas de gringos”, dijo.
Los Thomas se mudaron a Medellín hace seis semanas desde Boquete, un poblado de unas 25,000 personas en el norte de Panamá, donde vivieron cinco años.
Boquete tiene un clima excelente y la calidad de una ciudad pequeña, pero a final de cuentas les quedó chico, dijo David Thomas, de 68 años, quien dijo que es el tipo de lugar donde la inauguración de un restaurante es la comidilla del pueblo durante semanas enteras.
“Me aburría”, recordó Cindy Thomas. “Así que decidimos ir a ver cómo era Medellín”.
Allí encontraron un apartamento de tres habitaciones y cuatro baños y medio, que comparten con sus tres perros y tres gatos, por unos $1,400 mensuales. Los Thomas dicen que sus gastos mensuales, incluida la membresía en un gimnasio y salir a cenar con frecuencia, son “bastante menos de $3,000”.
Kiernan dijo que la mayoría de la gente puede vivir cómodamente por menos de $2,000 al mes.
“No es el lugar más barato para vivir en Colombia, pero hay un equilibrio”, dijo ella, mientras tomaba un jugo de frutas en un resplandeciente centro comercial lleno de marcas internacionales. “El tiempo es fabuloso, es un lugar cosmopolita, se puede tomar el agua del grito y los servicios son fiables”.
Junto con tener un aeropuerto internacional que da a Medellín acceso fácil a la costa este de Estados Unidos, la ciudad también cuenta con servicios médicos de primera línea.