Del miedo a la esperanza, de la oscuridad al color, una vez más Medellín demuestra por qué gracias al arte y la cultura, entre otros aspectos, es considerada una de las ciudades más resilientes e innovadoras del mundo.
La crisis sanitaria que actualmente vive el planeta a causa de la COVID-19 le ha exigido a los gobiernos, instituciones y ciudadanos implementar estrategias innovadoras para controlar la rápida propagación de esta pandemia, evitar el colapso del sistema de salud y enfrentar la incertidumbre que genera esta “nueva normalidad”.
Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia y capital del departamento de Antioquia, no es ajena al miedo y a la incertidumbre que produce una crisis. Sus habitantes han buscado la manera de sobreponerse a las adversidades con superación, ingenio y cultura.
La resiliencia, presente en el ADN de Medellín
Las ganas de salir adelante que caracterizan a sus más de 2.5 millones de habitantes las llevan en la sangre, en su ADN ancestral heredado por sus antepasados los arrieros. Campesinos que para poblar el Valle de Aburrá, rodeado de montañas, tuvieron que llegar a lomo de mula y atravesar terrenos agrestes, pero siempre con la mejor actitud, alegría, optimismo y esperanza.
Tal vez sea esto lo que nada les impide detenerse. Y fue así como también le ganaron la batalla al temor y a la violencia que vivió Medellín décadas atrás. Quizá tocar fondo fue el detonante para gestar el cambio y darse cuenta de que el poder transformador está en su propia gente, que ha logrado, por medio de la cultura, el arte, la innovación el turismo y el emprendimiento, enfrentar las adversidades y convertir a su ciudad en un referente de urbanismo, transformación social y cultura ciudadana. (Conoce aquí cómo fue este proceso de transformación).
El arte y la cultura como estrategia de transformación
“Imparable e impecable” son los adjetivos con los que describe a la ciudad, la periodista española Toya Viudes. En su blog de viajes, seleccionado por el diario El País de España como una de las 25 bitácoras más recomendadas, relata que “Medellín es un modelo a seguir de desarrollo, urbanismo, planificación, inversión, inclusión, educación, equidad, sostenibilidad, resiliencia, solidaridad y esperanza”. (Lee el artículo aquí).
Durante las últimas décadas se han gestado en la comunidad procesos culturales, de sensibilización y formación basados en el arte, la lúdica, la danza, la música y la poesía. Organizaciones sociales y culturales, artistas y líderes comunitarios han alzado su voz, y su historia de lucha y superación se expresa a través del arte callejero. Los gigantescos grafitis, la música y los bailes urbanos transmiten un mensaje de transformación ciudadana, apropiación y tejido social, además fomentan el encuentro entre las comunidades, la libertad de expresión de las ideas y la sensibilidad. “El arte fortalece el arraigo, la identidad, la convivencia, y los lazos de unión de las comunidades que han sido rotos por el desplazamiento forzado y las otras estrategias de la guerra”, explica el investigador social Germán Rey, en su artículo en la Revista Semana.
Dosis de creatividad contra la COVID-19
Para enfrentar la crisis producida por la pandemia, Medellín y sus instituciones hacen uso de su poder creativo, cultural y social como estrategia para sensibilizar, educar, generar cambios y cuidar a sus ciudadanos. Las medidas de control del contagio en los sistemas masivos de transporte que podrían ser entendidas como condicionantes para el Metro de Medellín fueron motivadores para hacer visible el arte de los jóvenes. Así, la ciudad busca acatar las normas del Gobierno Nacional que impiden superar el 35% de la capacidad del sistema de transporte, a través de diferentes acciones creativas y artísticas como la señalización de estaciones y vehículos para marcar el distanciamiento físico.
10 artistas urbanos elaboraron en grafiti más de 20.000 coloridas huellas en aerosol, dispuestas en los pisos de varios trenes del Metro, indicando la ubicación recomendada de los pasajeros para garantizar el distanciamiento físico.
Según Adriana Sánchez, jefe de Gestión Social del Metro, la intervención en los trenes por parte de los artistas urbanos hace parte de la estrategia pedagógica y de formación que busca generar el cambio de comportamiento positivo, el acatamiento y la adopción de unas nuevas normas sociales y de convivencia dentro del sistema de transporte a través del arte y la cultura.
“A pesar de la adversidad nos estamos reinventando y estamos buscando nuevas formas de acompañar a los ciudadanos. Además, nos interesa mantener el relacionamiento con los artistas de la ciudad, por esto la creación de las huellas nos permite promover a través del arte y la cultura, el distanciamiento físico, el autocuidado y la corresponsabilidad de cuidarme y cuidar al otro. Queremos garantizar el cumplimiento de protocolos de bioseguridad para generar confianza dentro del sistema de transporte, porque nos interesa el bienestar de nuestros usuarios y de la ciudadanía”, afirma Adriana Sánchez.
La intervención se realizó en un total de 6 días, durante la operación comercial, lo que significó un gran reto tanto para el sistema de transporte como para los artistas.
“Me llamó mucho la atención que la gama de colores que íbamos a usar no eran los tonos corporativos del Metro. Eran colores muy vivos, muy alegres y con los cuales se podían hacer múltiples combinaciones. Cuando los usuarios ingresan al tren se genera en ellos un choque positivo, gracias a la alegría que brindan estas gamas de colores”, expresa “La Crespa”, artista participante, que desde hace 10 años se dedica al arte urbano, plásticas y escénicas. El arte la rescató del riesgo de calle y lo combatió con color, al inicio comenzó a hacer arte por necesidad, ahora es parte esencial de su vida.
“El arte tiene la capacidad de ser un salvavidas, es otro universo donde las personas pueden ingresar en momentos de riesgo, de conflicto. Incluso ahora en esta crisis la gente que tiene ansiedad o depresión porque no ha podido trabajar, mediante el arte puede bajar los niveles de estrés. El arte es un lenguaje universal que puede ayudar a solucionar conflictos”, agrega
Artistas como ella imprimieron su sello personal y dejaron su huella en el Metro. Su técnica y formación quedaron allí reflejados. “La huella que cada artista dejó fue la razón por la cual esta iniciativa es reconocida en otros lugares del mundo. Pasó de ser un requerimiento del Estado a una intervención artística donde, en cada viaje, el usuario puede escoger una huella diferente. Esto lo saca de su cotidianidad y lo invita a pararse sobre ella, cumpliedo así con el distanciamiento físico”, expresa “Leodos”, artista que participó en el proyecto. “El cambio, la transformación y alegría de Medellín, se ven plasmados en su arte. A diferencia de otras ciudades del mundo, en Medellín la comunidad interactúa contigo mientras pintas en la calle, los comentarios de los transeúntes te llenan de energía, te hacen conectar nuevamente con la obra, es de lo más maravilloso de pintar en Medellín”.
Desde el 2006, el Metro de Medellín ha trabajado de forma concertada y articulada con representantes locales y nacionales de diferentes colectivos de arte urbano para intervenir el entorno de varias zonas de influencia del Sistema de Transporte. Actualmente, hay alrededor de 140 columnas y 8 pilonas intervenidas, 50 murales y 60 obras de arte en estaciones, entre ellas La Aurora, la galería de arte urbano del corredor de Ayacucho y las columnas del viaducto de Línea B.
El Metro también se ha vinculado con festivales de arte urbano como Pictopía, que cada año se realiza en esta ciudad, donde se reúnen artistas internacionales que mediante el arte contribuyen a la renovación de espacios públicos. Para conocer más sobre este festival da clic aquí.
Estas iniciativas han tenido una enorme acogida de parte de los usuarios del Metro y han sido reseñadas como ejemplo por otros sistemas masivos de transporte en el mundo. De esta manera se demuestra que Medellín es una ciudad que verdaderamente entiende el poder del arte y la cultura para lograr el desarrollo local y la transformación social para afrontar crisis como la generada por la COVID-19.